Después de la tormenta...

El mundo cambió irrevocablemente en los últimos meses, la pandemia dinamitó nuestra existencia. Nuestras necesidades y expectativas cambiaron radicalmente y ante la adversidad respondimos con creatividad, flexibilidad y paciencia.

Es tiempo de renacer, de trazar nuevos caminos que lleven hacia lugares que sean el cimiento para establecer metas sólidas, de participar activamente en la creación de una nueva realidad y de rescatar los aprendizajes que nos generen valor a futuro.

Depende de todas y todos nosotros, replantearnos qué tipo de mundo, de valores, de retos y de relaciones estamos construyendo, renacer no es empezar de cero, es tomar lo mejor de nosotros y construir algo sostenible y que nos enorgullezca.